Pulgarcita cambió mi vida
Cuidar a pulgarcita los últimos meses de su vida fue para mí enriquecedor llenándome el espíritu de una manera que solo los animales saben hacer, mi amiga Maite, las niñas de clase y mi amiga Raquel con sus poesías, fueron mi gran apoyo y sostén. Los animales son maestros que pasan por nuestras vidas para el desarrollo de nuestras almas y para llevar una vida más significativa.
Nuestro soporte espiritual se desarrolla y cambia a través del tiempo, los animales nos muestran el camino para saber cuales son nuestras necesidades interiores y una vez encontradas éstas nos fortalecen positivamente
Maite y yo con Pulgarcita un día antes de dejarnos
Los animales nos pueden mostrar la dirección a la que necesitamos ir.
Pulgarcita marcó la infancia de muchos niños entre ellos mis hijos y sobrinos
Pulgarcita con mi sobrino Alberto año 2.000
con mi hijo Alesander y su bebé
con Enara el año pasado
con Paula de pequeñita
con mi hijo Quique en el 99
foto enviada por la mamá de Maria (Bell) |
En el tío-vivo de la vida,
va encaramada la niña
de azul y verde.
De trenzas alborotadas,
y mechas deshilachadas,
oxidadas por el sol,
que endurece las mañanas.
Su carita castigada,
va prendida de unos ojos
de marismas azuladas
! Dos estanques su mirada!
No se sabe si son de agua dulce
o si son de agua salada...
Y el carrusel va girando,
y su mente va soñando,
envuelta en playas y mares
donde dejó la ilusión,
en solitarios lugares.
Es la niña de los campos,
de las risas y los llantos
De momentos ya pasados
donde aprendió la lección,
de su propio desencanto.
A compensar con su pena,
la alegría de esas aguas
que en sus ojos se quedaron
como presas estancadas
conservando en su mirada
dos marismas azuladas...
!Y que no pregunte nadie!
¿Si son dulces o saladas?
Aquel que sepa nadar.
y sumergirse en su calma
es el que descubrirá,
las bondades de su alma.
Poesia que me escribió mi amiga Raquel cuando perdí a Pulgarcita